Son lo mismo.

Parecía inaudito lo acaecido ayer en el Consejo de los Diputados, el actual Secretario General del PSOE reclamaba desde la tribuna al diputado de Iniciativa per Catalunya-Verds Joan Coscubiela el hecho de haber dicho que Partido Popular y el partido del señor Rubalcaba son lo mismo.
Creo que la polémica no merece que se derrame demasiada tinta en torno a ella, sobre todo después de que saltase a los medios de comunicación de masas el escándalo protagonizado por el ex-consejero delegado de MetroBilbao, Iñaki Prego, y consistente en el cobro de casi 200,000 Euros en concepto de indemnización tras cesar en su cargo. El miembro del Partido Socialista de Euskadi junto con otros miembros de la Consejería de Transportes del anterior Gobierno Vasco dirigido por Patxi López, podrían haberse llevado de las arcas públicas en torno casi 500,000 Euros. Curiosa la gestión de los socialistas vascos al frente del principal medio de transporte utilizado por la población de Bilbao y el Gran Bilbao, que tuvo que hacer frente a una subida de 0,30 euros en el precio del billete, y los trabajadores del suburbano a recortes de sueldo y despidos.
Si a esto se suma las permanentes imputaciones de cargos del Partido Socialista en Andalucía, con el último caso de la ex-ministra de Fomento Magdalena Álvarez  durante el Gobierno de Jose Luis Rodriguez Zapatero en el caso de los ERE´s, lo dicho por Coscubiela puede tener ciertos visos de razón.
Si hay algo que se ha demostrado en los últimos años es que neo-liberales y socialdemócratas coinciden en la defensa de la economía de mercado, y en torno a la política internacional, se caracterizan por  no contradecir el liderazgo norteamericano y alemán. Podría ser buen ejemplo el pacto de gobierno de la CDU, de Merkel con el SPD lo que se llamó "la gran coalición" o en el caso francés la formación de un partido tapón que asuma ambos corpus ideológicosy se convierta en la llave que pueda asegurar ciertas decisiones políticas. En la contestación de Perez Rubalcaba a Joan Coscubiela afirmó que  Sarkozy y Hollande no son lo mismo, pero al lider del PSOE no se le ocurrió hablar del partido que hasta 2007 lideró Francois Bayru, la Unión para la Democracia Francesa, y que desde sus últimos fracasos electorales se ha redundado en el Movimiento Democrático, un partido que asume ciertos elementos de regeneración del sistema pero que defiende en su totalidad el régimen.
Parece que diferencias y similitudes entre los "partidos de orden" no son excesivas, eso si, la pregunta es qué debe diferenciar a la izquierda que cree que representar Coscubiela para alejarse de estas fuerzas políticas sobre las que se sustenta el sistema capitalista.

   

Embestida pogre.

La idea de ser políticamente incorrecto me la ha sugerido el artículo titulado "Toreo, tradición "tortural" e izquierda" escrito por Nazarín Armanian el pasado 30 de Junio en el Diario Público.
Sinceramente apelar a la integridad ética de la izquierda al hablar de la tortura animal, de la cual comienzo a estar un poco harto, me da la sensación que es dar otra vuelta de tuerca a ciertas cuestiones que son ajenas a la izquierda, o a lo que considero izquierda, o lo que debe o debería ser la izquierda.
No me imagino a la mayoría de los intelectuales del movimiento obrero comiendo piedras para respetar los derechos de los animales en vez de dedicar su tiempo a buscar que había detrás de las relaciones sociales de producción, pero más allá de aquello que Marx, Lenin, Gramsci o Mao Tse Tung pudiesen pensar respecto a este particular me gustaría decir algo que todos los militantes de la izquierda revolucionaria tenemos interiorizado: nuestro culto a lo que se ha dado en llamar "Movimientos sociales". Lo que de progresivo tienen éstos reside en mi opinión en el hecho de intentar atacar determinadas contradicciones que el sistema de opresión capitalista y que se manifiestan en aspectos concretos. Eso es lo que un militante de la izquierda radical debería ver en torno a los movimientos de protesta y de confrontación con las políticas que utilizan los gobiernos burgueses para mantener su posición de privilegio.
No veo mala voluntad, sinceramente,  en aquellas personas, y cuya actitud achacó principalmente a la inercia política de los últimos treinta años, y que parecen ver en las banderas de colores el elemento fundamental de la trasformación social, aunque yo me mantengo en que el vector histórico del movimiento obrero seguirá ocupando la centralidad por ser la contradicción capital trabajo la principal del sistema capitalista. Y dando por supuesto que son los movimientos que promueven la lucha por la emancipación de la humanidad los que han hecho avanzar la rueda de la Historia  y que nada tienen que ver con movimientos como el antitaurino que bajo mi punto de vista tienen poco de progresivo y corroboro lo que la autora del artículo afirma, es "una cuestión de pijos aburridos". Hay demasiada gente que ve en los toros una suerte de cruzada antifascista, seguramente sin tener una idea muy precisa de lo que es el fascismo,  otros como signo identitario, aunque en los tres territorios que ocupan las nacionalidades históricas, con la excepción de Galiza, haya tradición de festejos con toros, o por último el hecho de que el mundo taurino es algo que es patrimonio de la carpetovetónica derecha española.
Siento contradecir a la mayoría de la izquierda estatal y periférica. Porque hay multitud de elementos que ligan la tauromaquia con "la izquierda", quiero hablar de Federico García Lorca, de una de las principales referencias de la literatura universal en castellano y fundador de la Asociación de Amigos de la URSS, de Miguel Hernández, el gran poeta de nuestro pueblo, de Joaquín Arcollas "el banderillero anarquista", asesinado en Biznar junto con el poeta granadinode Juan Belmonte, torero de cuna humilde y que consiguió  vencer el analfabetismo al que su posición subalterna le otorgaba,  o de Ignacio Sánchez Mejías, matador de toros, patrocinador y mecenas del congreso sobre Luis de Góngora celebrado en Sevilla y que dió a luz a la llamada Generación del 27 de la cual formaba parte Rafael Alberti, comunista  y poeta.
Siento parecer demagogo, pero lo cierto es que lo mas descollante de los movimientos de liberación animal ha sido la siempre sexual actriz francesa, Brigitte Bardot  que pidió el voto para el partido fascista francés, Frente Nacional, que comandaba Jean Marie Leppen. Resulta curioso que alguien que pretende que a los trabajadores inmigrantes les sean conculcados sus derechos fundamentales mientras se pronuncia en contra del maltrato animal.¡Qué valor! Un ejemplo lo suficientemente ilustrativo de quien se esconde tras estas proclamas antitaurinas y animalistas, y por otro lado que al parecer esto de la afición a la tauromaquia ha tenido entre ella a personalidades propias de la izquierda.
A los que hablan de esa conformidad ética me gustaría oponer mi opinión política lejana de "pijoterismos" absurdos.